jueves, 10 de junio de 2004

Suyos

La idea de probar su tacto le pasó por la cabeza en cuanto los vio.

Al mirarlos moviéndose los soñó cirniendo su carne.

Bajando por ella.

Imaginó las cosas que podrían sugerirle sin pronunciar una palabra, sin tocarle.

Oyó sus propios gemidos temblando en su interior.

Se miró al espejo y se los pintó: ahora esos labios serían los suyos.



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