miércoles, 9 de junio de 2004

La puta vida o la vida puta

Limpio sables y arreglo atascos. Sables grandes y lustrosos. Atascos de tubería estrecha. Escojo mis clientes y disfruto de mi trabajo. Descubrí el oficio tras años de practicarlo sin cobrar y por obligación. Ahora la mitad de mi cuerpo es de quita y pon. Lo vendo al precio que me da la gana y a algunos se lo regalo. Porque sí o porque lo merecen.



Mis clientes creen que saben lo que soy y lo que son. Sin embargo a la mayoría les resbala el semen por los labios cuando vienen a verme. El de su jefe. Y a mí solo me los mancha quien yo quiero. No tengo ni Dios, ni amo, ni señor. No tengo que conducir, ni lavarme la ropa, ni hacerme la comida. Salvo cuando yo quiero.



No tengo que mandar mi currículum a docenas para que se caguen encima. No tengo que meterme debajo de la mesa en cada entrevista de trabajo. Ya no tengo que abrir más las piernas gratis. Tengo una tranca que ya lo quisieran Alibabá y sus 40 ladrones. No hay cueva que se me resista. Tengo un culo que marea. Y ahora me corro.



No tengo peleas, no discuto y no tengo que mentir. Para putas los demás, que yo sí sé lo que es la vida. No me privo de nada y nada me falta.



No sueño, solo hago soñar. La vida solo es una pesadilla si no quieres despertar. La vida es una puta consciente.



No hay comentarios:

Publicar un comentario