lunes, 28 de julio de 2003

Ver el mar (28/07/2003)



Esa noche no durmió. Y por la mañana estaba aún más despierta que nunca. Ese día, por primera vez, iría sin sus padres al mar. No iría sola, la llevarían los cuidadores del centro, pero ellos eran más amigos y menos padres. Luego también iban los demás, pero los demás no le importaban demasiado; con sus gritos no le dejaban oír el mar.



Salieron del centro a las 8.00 de la mañana. Acababa de llover. Por un momento, al inspirar, creyó sentir el mar en la humedad del pavimento. Se rió, sabía que no lo era todavía, pero le divertía pensar que lo fuera, y que cada vez que saliera por esa puerta volvería a oler el mar.



“Hola” –dijo al subir al autocar. Miró al conductor. “¿Sabes una cosa?” le dijo “Hoy voy a ver el mar” y esbozó una sonrisa de oreja a oreja. Se sentó y miró por el cristal. Vio a un hombre paseando a un perro y los amó. Vio a unos niños cargando con sus mochilas hacia el colegio y los amó. En todas partes vio el mar, y lo amó.



Para Tati, Javier López Recio

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