viernes, 11 de marzo de 2005

Ellos, los enfermos

Me irrita que mi cuerpo se infecte de este u otro virus. Yo soy una persona sana, que lleva una vida sana. ¿Por qué entonces he de sentirme enfermo? ¿Quién me ha pegado este catarro, por qué me pica todo el cuerpo y hasta la cabeza, qué me han puesto en la comida para que mi estómago parezca una hormigonera?

He llegado a la conclusión de que no es suficiente con matar al virus. No, es necesario matar a los portadores, y hasta a los familiares y amigos de los portadores, por si acaso. Ellos son los culpables de todos mis males; sucios, maleantes, muertos de hambre, mala gente.

Que desaparezcan del mapa. Este es un mundo impoluto, no tienen derecho a estropearlo. Que se queden en su mundo. No me interesan sus enfermedades ni cómo curarlas. Ellos sabrán por qué las tienen. Es culpa suya. Ellos tienen la culpa de todos nuestros males. Nosotros somos los buenos, los sanos. Ellos son los malos, los enfermos. Ellos matan, nosotros no. Nosotros vivimos como ha de vivirse. Ellos no. Me molestan, me irritan, no me dejan vivir en paz.

No les dejéis subir a nuestro tren. No. No les dejéis.

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